Nacionales
Publicado agosto 28, 2021 por databonaerense - 304 visitas
En el Gobierno nacional creen que la "tercera ola" llegará a la Argentina a fines de septiembre y buscan contener la situación. Expectativa por la vacunación.
Actualmente en Argentina cerca de un 83% de los mayores de 18 años tienen al menos una dosis de las vacunas contra el COVID-19, pero en el ministerio de Salud que conduce Carla Vizzotti prevén que la tercera ola llegue al país demasiado rápido, a fines de septiembre. Esto implicaría que la variante Delta comience a circular comunitariamente en forma masiva dentro de un mes, afortunadamente con un impacto radicalmente más leve gracias a la inmuzación. Al momento solo hay una circulación acotada y sectorizada de la variante, pero la contención se va agotando a medida que se producen contagios.
En Estados Unidos la circulación comunitaria de esa variante aumentó un 10% en el primer mes y al siguiente creció hasta el 60%. Esa suba exponencial es el que esperan en el Gobierno argentino para los últimos días de septiembre y los primeros de octubre.
Aunque no está demostrado científicamente que la Delta sea más grave que las cepas que ya circularon en el país, los expertos sí destacan que cuanto más grande sea la carga viral que afecte a una persona, más grave va a ser el cuadro de salud que le toque atravesar. Por eso el uso del barbijo y la aplicación de segundas dosis son esenciales y se convierten en un filtro importante para el virus. Las autoridades sanitarias estiman que la cantidad de vacunados que tiene el país permitiría mantener a salvo el sistema sanitario, es decir que se vería comprometida la disposición de camas de terapia intensiva, evitando un pico de internaciones que se vuelva inmanejable y el crecimiento de la tasa de mortalidad, como sucedió en la primera y segunda ola.
Sin embargo el margen de dudas lleva al Gobierno a trazar un plan de acción por si la tercera ola es más fuerte de lo que se espera. Si los contagios aumentan y se mantienen altos durante mucho tiempo, la presión sobre el sistema sanitario será inminente y habrá que tomar nuevas medidas restrictivas. Pero en la Casa Rosada advierten que las medidas serán intermitentes y similares a las que se tomaron cuando en mayo impactó la segunda ola de COVID-19: cerrar y abrir según el escenario que haya en el momento, medidas que no sean prolongadas en el tiempo para evitar el desgaste social y la caída económica.
Reconocen que lo primero que se suprimiría serían las reuniones sociales y los eventos masivos que tienen aforo. Si el rebrote de contagios es muy fuerte, esas actividades serán las primeras en cortarse ya que son las que generan más contagios. Esperan no tener que hacerlo, ya que saben que es lo que más interfiere en el humor de la sociedad. En ese marco, creen que en la actualidad están dadas las condiciones para avanzar con las aperturas.
“Es necesario abrir. No podemos estar eternamente con restricciones. Para eso están las vacunas. Si después se complica, habrá que cerrar. Pero hoy está bien que abramos”, explicó un dirigente del Gobierno que está al tanto de las proyecciones sanitarias.
Y en Casa Rosada fueron aún más terminantes. “El #QuedateEnCasa terminó. Ya no se vuelve a esa fase de la pandemia”, advirtió a ese medio un funcionario muy cercano al presidente Alberto Fernández. En el Gobierno asumen que pueden aplicar restricciones, pero nunca tan severas como las que se aplicaron en el pasado: esa sería una etapa concluida. Y en ese marco el panorama electoral no pasa desapercibido, ya que el Gobierno sabe que las aperturas mejoran el humor socia.
Un dato que reconoce por lo bajo en el oficialismo pero que todavía es incomprobable, es que creen que puede haber más vacunados de los registrados, por posibles fallas en las cargas de datos de cada provincia al Sistema Integrado de Información Sanitario Argentino. Un solo número mal en la inscripción de un DNI provoca que la carga no sea efectiva y no quede asentado, y estiman que esto pudo haber ocurrido con cerca de 2 millones de vacunados.
Según los últimos registros sanitarios del Gobierno, al día de hoy se superó el 60% de las personas mayores de 50 años con dos dosis, mientras que el 33,3% de los mayores de 18 años ya recibió el esquema completo. Esa es la pared de inmunidad que se pudo lograr hasta el momento y que el Gobierno aún no sabe que efecto tendrá cuando impacte de lleno la cepa Delta.
En los próximos dos meses el Gobierno espera aumentar la cantidad de esquemas de vacunación completos, avanzar con rapidez en la vacunación de los adolescentes entre 12 y 17 años con las vacunas de Pfizer que adquirieron -que son unas de las pocas que están aprobadas para esa franja etaria- y afinar la búsqueda de personas que aún no se vacunaron.
Por el momento, Vizzotti advirtió que todavía no es tiempo de “pensar en terceras dosis en el país”, aunque advirtió que “en algún momento las vacunas contra virus respiratorios requieren refuerzos y la idea es priorizar poblaciones específicas”. Las autoridades sanitarias saben que a partir del 2022 deberán pensar en la tercera dosis, pero quizás en ese momento las vacunas ya estén ajustadas a las cepas que se estén combatiendo. Eso es lo que ocurre con las vacunas para la gripe, que todos los años se ajustan para combatir las modificaciones que tienen las cepas.
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